Esto lo escribí en octubre de 2021
’El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señarlas con el dedo’’
Así comienza la historia de la
familia Buendía y el pueblo de Macondo. 100 años de guerras, fiestas, trabajo,
fantasía, amor, corrupción, sexo, responsabilidades, desenfreno… 100 años de
soledad.
Sin haber leído mucha novela
hispanoamericana creo que he encontrado el puntito (que no os engañe el diminutivo)
de realismo mágico que me gusta. Para los que hayan tenido mala experiencia con
este estilo, les aseguro que no encontraréis en este libro paranoias
metafísicas como las de Juan Rulfo en Pedro Páramo: no te encontrarás
perdido en la complejidad y lo enrevesado de cada oración, ni tampoco en las
distintas líneas temporales o de realidad que se superponen. Al revés, todo se
presenta claro, sin demasiados rodeos, a bocajarro.
Hay una constante de ilusión o
fantasía atada a los aspectos más serios y cotidianos de la vida de los
personajes de Macondo, una constante que no deja de hacerte imaginar gitanos
voladores en mantas, mariposas que revolotean siempre alrededor de la misma
persona, o ascensiones bíblicas desde el patio de tu casa. Una constante que te
ve reír y sonreír, y que indudablemente provoca que sigas leyendo. De alguna
forma es como permitirte, aunque solo sea mientras lees, volver a tener la
inimitable capacidad de imaginación de un niño pequeño.
En el mismo sentido, el libro
está cargado de exageraciones, brutalidad y revelaciones explícitas que
inevitablemente captan tu atención. Todo es intenso, cargado de significado y
sentimiento. Tanto es así que a veces necesitas que el capítulo acabe para
darte un respiro, asentar lo que has leído y descansar un poco antes de seguir
leyendo barbaridades. Una mezcla genial y adictiva.
Y que nadie me malinterprete, toda
esta parafernalia es solo el adorno -recargado, intrínseco, esencial, pero
adorno- del devenir de la amplia familia Buendía en el cambiante pueblo de
Macondo. Tanto la primera como el segundo en constante evolución, creando
nuevas relaciones e historias a cada página, dándonos lecciones e historias de
y para toda una vida.
Algunos ejemplos de todo lo
anterior:
‘’Pronto adquirió el aspecto
de desamparo propio de los vegetarianos. La piel se le cubrió de un musgo
tierno […], y su respiración exhaló un tufo de animal dormido’’
‘’La pusieron a orinar en
ladrillos calientes para corregirle el hábito de mojar la cama’’
‘’En la escuela desportillada
donde experimentó por primera vez la seguridad del poder, a pocos metros del
cuarto donde conoció la incertidumbre del amor, Arcadio encontró ridículo el
formalismo de la muerte. En realidad no le importaba la muerte sino la vida, y
por eso la sensación que experimentó cuando pronunciaron la sentencia no fue
una sensación de miedo sino de nostalgia’’
‘’y que en cualquier lugar que
estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no
tenía caminos de regreso, que toda la primavera antigua era irrecuperable, y
que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera’’
Cambiando de tema, García Márquez
consigue hacer atractivo lo que para los lectores ávidos de acción y
sentimiento suele ser tedioso: las descripciones. Lo logra de dos formas
distintas:
En primer lugar, es para mí un
gran acierto la decisión de escribir pocas descripciones clásicas de personajes
o lugares. En la mayoría de novelas es común al introducir un personaje destacar
primeramente el color de sus ojos o de su cabello, su estatura o su vestimenta.
Con la cantidad de personajes y rincones distintos que aparecen en esta novela,
de haberse dado este esquema recurrente, acabaríamos agotados y desconectados.
En cambio, García Márquez
introduce en esta obra a muchos de sus personajes a quemarropa, revelándonos
sus acciones o características más interesantes desde el primer momento. En
lugar de grandes ojos y narices pronunciadas, el autor reseña manías, leyendas familiares
o peculiaridades extravagantes.
Por otra parte, ésta con mucho
más valor literario, cuando nos presenta algo nuevo lo hace con detalle de
cosas que realmente llaman la atención, y que te ayudan a formar una idea más representativa
del personaje o el lugar. Hace uso de exageraciones desorbitadas, calificativos
groseros, particularidades impúdicas, características irrisorias… todo para
hacer que esa nueva identidad que está presentándonos se nos haga más tangible,
más precisa.
Además, al haber en el libro
tanta mezcla de familiares con nombres y actitudes similares, estas pistas nos
ayudan a ubicarnos en más de una ocasión. García Márquez hilaba muy fino.
También se utilizan calificativos
que hacen referencia a la personalidad del personaje o el lugar. Sí, aquí los
sitios tienen personalidad. Esto aporta un extra de curiosidad por conocer más
al elemento en cuestión. Estas descripciones serán también exageradas,
retorcidas y, sin duda, necesarias y divertidas. Para los personajes y lugares
que nos acompañan durante más páginas, en la novela se suelen recalcar las
particularidades que los identifican, tratando de demostrarnos que pocas veces
se producen cambios significativos: más bien todo sigue igual o cambia
cíclicamente.
Algunos ejemplos:
‘’Pero mientras, éste
conservaba su fuerza descomunal, que le permitía derribar a un caballo
agarrándolo por las orejas’’
‘’Un gitano corpulento, de
barba montaraz y manos de gorrión’’
‘’Era silencioso y retraído.
Había llorado en el vientre de su madre y nació con los ojos abiertos. Mientras
le cortaban el ombligo movía la cabeza de un lado a otro reconociendo las cosas
del cuarto, y examinaba el rostro de la gente con una curiosidad sin asombro’’
Para finalizar no quisiera pasar
por alto la recomendación más repetida y útil para afrontar esta lectura: coge
una cuartilla y empieza a dibujar un árbol genealógico. No dejes de anotar
ningún personaje de la familia, ni tampoco sus relaciones de sangre y de
amores. En internet hay muchos ya hechos, con diseños atractivos y visuales.
Aun así, te aseguro que da más gusto montarte tu propio esquema, entre otras
cosas porque seguramente te equivoques en algo y acabes creando una pequeña
variación en la historia que la hará únicamente tuya. No te esmeres en hacerlo bonito;
lo vas a llenar de tachones y flechas.
Ojalá esto os anime a leerlo.
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